LA SECTA DE LA TETA

Hoy estoy raro, pero raro, raro, raro... y no sé el porqué. Raro ya lo fui de nacimiento, fue un bebé un tanto raro que chupaba la teta con demasiada ansiedad, como si adivinara que más adelante o sea, ahora, tendría escasez de ella o de ellas y de su líquido elemento. Ya de chaval, seguí cultivando mi lado raro y dedicaba mi tiempo libre a alucinar bajo la parra. Me encantaba jugar con sus haces de luces y de sombras y allí, en mi escondite, era como el señor de los Anillos, todo a mi alrededor era magia y entre la magia ya aparecía alguna Teta.

Después, de adolescente, fui un melenudo medio jipi revolucionario, un poco de todo y acorde con aquellos tiempos de revueltas sin destino. Todo estaba patas arriba, todo estaba como al revés y si no le estaba, daba igual, pronto lo estaría. Pero ahí las Tetas volvieron a mi mente, se entremezclaban tetas con pensamientos y hasta le busqué su lado filosófico: "tiran más dos tetas que dos carretas" y cuando me di cuenta y cuando me sentí consciente, las Tetas se hicieron un objetivo fundamental en mi vida. O sea quería cambiar el mundo, pero con muchas tetas, quería otra sociedad, pero con más tetas.

Vamos que me hice, Tetista y para darle más gusto a la cosa, fundé la secta de la Teta. Pero mi proyecto no triunfó, mi proyecto se quedó en agua de borrajas y por una simple razón y era, que todos los integrantes de la secta, éramos tíos sin Tetas y el proyecto Teta se fue a la mierda. Pero tampoco me rendí, mi proyecto se había ido al carajo, pero por ahí, por el mundo quedaba mucha Teta suelta  y entonces desde esa tomé una decisión muy importante, me dediqué a ir probando Tetas y de Teta en Teta fui danzando y de Teta en Teta transcurrió mi vida. Ahora estoy en época de sequía y no me como ni una, pero la necesidad agudiza el ingenio y como buen emprendedor que soy, estoy pensando en poner una linda plantación de Tetas.

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JULIO CORTÁZAR