ABERRACIONES

Y vamos a ver, no hay mejor enseñanza que un tío (o eso creo que era el que salía en el video) dando mazazos contra estatuas antiguas, hasta quedar echas arenilla. Después le contarás a tus hijos que era porque la estatua no te hablaba y no te mostraba sus respectos y menos se los mostraba al gran Alá. Es que no puedo quitarme de la cabeza, esa imagen. Bueno, las hay peores, como al piloto sirio que queman in vivo y como señal de lo que se le hace al enemigo de Alá. Es la política del terror. O al que degüellan en directo y además le ponen música de fondo y tal como si fuera un reportaje para relajarse.

Yo no sé que enseñanzas dio Alá, pero no me creo en absoluto que diera lecciones de terror. No sé, el tío iría de que hay que hacer oraciones, de que hay que rezar cara a la Meca, de entrar descalzo en sus templos y de que no sé debe comer carne de cerdo. Pero esa maldad que demuestran estos personajes,  no entra ni dentro de mis peores sueños o pesadillas. Esa maldad de perros ciegos, esa maldad que ni las ratas tienen. Claro que para eso se basan en sus maestros y que no son otros, que los yanquis y occidentales que los invadieron. Todos estos les mostraron como se debe torturar y matar, mejor.

Y cuidado que el que está abajo también aprende y aprende rápido los métodos de la tortura y de la muerte. Y entonces todo se vuelve un círculo vicioso, tu me has torturado, pues yo te torturo dos veces, tú decapitas, pues yo decapito mil veces y al final todos jugando a la ruleta rusa y a ver quién mata más. Si se le pierde el respecto al sufrimiento de la tortura, ¿qué nos queda?, pues al parecer, la cosa queda en como enseñar mejor a tus hijos en la tortura ajena.

 Le pones una pistola y un cuchillo nada más nacer y ya tienes un kamicaze más, un héroe más que dará su vida y a cambio ¿de qué?, de qué Alá le tiene reservado un sitio por cargarse a 150 enemigos y todos churruscados. Pues lo siento pero si es así, me cago en Alá, tanto como podía cagarme en Jesucristo, pues anda que en nombre de éste, también se hicieron un montón de aberraciones. Y sino que se lo pregunten a la Santa Inquisición, que de eso sabe mucho y a las guerra santas y todas en nombre de Dios.

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JULIO CORTÁZAR