LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE

Menorca
Cuando uno siente la llamada de la selva, pierde la voluntad de poder decir que no, que no vas y acudes a la cita de inmediato. Pues a mi esto me pasa con el sexo, que si hay feromonas sueltas, me pongo carioco . En éste aspecto soy un tío muy primario, soy como un Gorila salido o como un mono de Pascua. Y con esto de las Primaveras hay mucha suelta de hormonas, hay olores a bacalao fresco y a almeja recién recogida. La verdad es que es un olor indefinido, pero que existe en el medio ambiente.

Y eso que faltan las desnudeces de los cuerpos, el morenito rechuscadito y los andares desencajantes. O sea faltan esas tetas a medias, esos escotes transparentes y esos pezones relucientes. Faltan esos culos prietos y duros y ese meneo que aún los pone más duros. Son malos tiempos para la lírica, son malos tiempos para pensar en los sentimientos, pues todo te distrae y te despista. La primavera no es época para enamorarse, aunque nos lo quieran meter en la cabeza, más bien es época de almacenar todas las imágenes y de hacer una buena cosecha para que te dure el resto del año.

Todo florece en la Primavera, pero también es verdad que florece todo lo bueno y todo lo malo. Los capullos están de fiesta perpetua, florecen por doquier y al libre albedrío. Menos mal que todo lo que te gusta, florece igualmente. Por tanto los que están de Primavera que lo celebren de la misma manera que yo o sea no paren de mirar a todas partes porque quién sabe si acabará sonando la flauta. Ya lo dice el refrán, la esperanza es lo último que se pierde.

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JULIO CORTÁZAR