LA MAGIA DEL VIVIR

Feliz reencuentro, feliz de volver con los bailes de letras, con la musicalidad de las palabras, con el olor a tinta virtual, a folios y a textos. En fin, feliz de volver a sentarme en la misma mesa, de tener el mismo sitio, de que el teclado marque mi ritmo vital, de que el humo de mi cigarrillo sea igual de molesto, de que el flexo sea mi faro, de que la silla me produzca el mismo dolor de culo y de que mi espalda sea igualmente atacada por el mismo frío invernal. Sí, feliz de estar de nuevo aquí, aquí sentado pero no rendido, sentado y orgulloso de estar sentado enfrente de mi ordenador, pero sobre todo, orgulloso de ver letras y letras escritas. El mundo es mágico o puede que solo lo sea en una parte, pero cuando sientes esa parte, es cuando te das cuenta que la magia es efímera, pero que también lo somos nosotros y es verdad que la vida es un soplo, pero si te coge el soplo de popa y a toda vela, harás de un solo minuto, un mes o un año o un trozo de tiempo inolvidable.

Pues por mi acaba de pasar ese soplo mágico. Los soplos mágicos siempre son cortos de tiempo, pero no de contenido, pues gracias a ese soplo te metes en otros soplos o como decirlo, con ese soplo provocas otros soplos, que serán menos intensos, pero son igualmente mágicos. Y ¿como se puede explicar la magia que tiene la vida?, yo lo intento con palabras, pero hay quién lo intenta con fotografías, con poemas, con pinceles y lienzos, con versos, con películas y demás artilugios que se usan como herramientas que intentan explicar de que va la vida. Porque en el fondo de trata de eso, de explicar la vida desde sus distintas perspectivas o dimensiones y si una pintura o un verso, te dice un algo nuevo o viejo, pero que sea distinto, ya ha cumplido su fin.

No se trata de ir por la vida descubriendo cosas, se trata de remover las cosas y que de esa confusión, salga algo distinto, que puede ser nuevo o viejo y efímero o absoluto. De hecho pasa que las mejores sensaciones solo dejan un poso de lo vivido o experimentado y nunca más volverás a sentir esa sensación con la misma fuerza e intensidad, pero te quedas más o menos conforme y contento con la sensación del deja vú o de ya haberlo vivido y por eso se dice, que segundas partes nunca son iguales, pero también pasa que como somos seres humanos, somos demasiado tercos y a veces nos empeñamos en querer volver a vivir lo ya vivido y el resultado del tema, suele ser un fiasco o una fotocopia mal sacada. Lo vivido está vivido y lo que nos queda por vivir hay que demostrarlo y eso, se hace luchando y hasta tu último aliento o vaho.

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JULIO CORTÁZAR