Yo creo que la principal frustración de la vejez es pensar: que todo lo vivido ¿para qué ha servido?, un pensamiento demasiado conformista y como si aún no tuvieras tiempo de seguir viviendo, como si ya abrazaras la muerte antes de tiempo. Y bueno y yo claro que disiento y con creces y me siento a muchas millas de distancia de éste pensamiento, porque la vejez en el culmen de tu vida, es la guinda del pastel o es la última pincelada de tu cuadro y por tanto, debes ser más fino y creativo que nunca, bueno eso si quieres que la cosa acabe con todos los honores, porque sino sería mejor que rompieras el cuadro o que tiraras el pastel...
Yo quiero morir dignamente y con todos mis honores, pues me siento en general satisfecho con lo que he vivido y con lo que estoy viviendo, por tanto me exijo DIGNIDAD. Pero la dignidad como todas las cosas importantes no aparecen de un día para otro, la dignidad hay que currarla y día a día y momento a momento y para ello es fundamental enfrentarse a la muerte, plantarle cara, echarle cojones, decirle: yo no te tengo miedo, porque la clave está en el miedo, en el puto miedo que nos carcome y nos deprime- Y muero ¡y qué pasa!, que sí, que me importa ahora, porque una vez muerto que te importa que yazcas muerto.
Por tanto, es ahora cuando hay que echarle cojones u ovarios y para ello debes repasar previamente toda tu vida y al final ¿qué pesa más?, ¿lo bien hecho o lo mal hecho?. Pero esto que digo es muy curioso, porque siempre pesa más del lado en que te encuentres en ese momento, es decir, si estás jodido en ese momento, pensarás que tú vida ha sido muy jodida y si estás para echar cohetes...pues cojones... ¡que empiece la fiesta! y la muerte será tomado como un acontecimiento más en tu vida. La muerte digna, esa cosa que nadie quiere pensar porque el miedo atenaza los pensamientos. Pues yo sigo mi empeño de pensar en ella, pues no quiero que al sentir sentir su cercana caricia me cague de miedo y no sólo hay que luchar por la dignidad social, sino y como he expuesto, la dignidad personal es demasiado importante.
Yo quiero morir dignamente y con todos mis honores, pues me siento en general satisfecho con lo que he vivido y con lo que estoy viviendo, por tanto me exijo DIGNIDAD. Pero la dignidad como todas las cosas importantes no aparecen de un día para otro, la dignidad hay que currarla y día a día y momento a momento y para ello es fundamental enfrentarse a la muerte, plantarle cara, echarle cojones, decirle: yo no te tengo miedo, porque la clave está en el miedo, en el puto miedo que nos carcome y nos deprime- Y muero ¡y qué pasa!, que sí, que me importa ahora, porque una vez muerto que te importa que yazcas muerto.
Por tanto, es ahora cuando hay que echarle cojones u ovarios y para ello debes repasar previamente toda tu vida y al final ¿qué pesa más?, ¿lo bien hecho o lo mal hecho?. Pero esto que digo es muy curioso, porque siempre pesa más del lado en que te encuentres en ese momento, es decir, si estás jodido en ese momento, pensarás que tú vida ha sido muy jodida y si estás para echar cohetes...pues cojones... ¡que empiece la fiesta! y la muerte será tomado como un acontecimiento más en tu vida. La muerte digna, esa cosa que nadie quiere pensar porque el miedo atenaza los pensamientos. Pues yo sigo mi empeño de pensar en ella, pues no quiero que al sentir sentir su cercana caricia me cague de miedo y no sólo hay que luchar por la dignidad social, sino y como he expuesto, la dignidad personal es demasiado importante.
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