AMANECERES

Viernes, mi gran día o mejor dicho mi gran noche, mi gran noche heredada de antiguos tiempos, cuando la noche del Viernes era el despiporre y porque así, tenía que ser, no podía estuviera escrito o establecido, sino porque la palabra Viernes significaba descontrol y borrachera y hasta que el gallo cantara, que más o menos coincidía con el amanecer del Sábado. De todas formas y dentro de la nebulosa en que estaba mi cerebro o lo que quedaba de él, recuerdo amaneceres dorados, preciosos amaneceres que me hacían soñar que mi vida podía cambiar de signo. Recuerdo especialmente los amaneceres en los puertos, yo sentado o medio tirado viendo la actividad del puerto, supongo que los currantes se estarían cagando en mi  y mira el niñato éste todo borracho y todo colocado...pero bueno, yo estaba lo suficientemente colocado como para poder pasar de los comentarios y de las asesinas miradas.

El sol, como siempre salía de la línea del horizonte y aquel decorado cogía un halo mágico, un halo romántico y eso me hacía navegar por los mares. Son sensaciones que tiene uno en esos momentos tan especiales y no sé el porqué, pero necesitaba que fueran compartidas con alguien...como si ese alguien cada día estuviera más cerca...como si esperara un gran advenimiento, que nunca se produjo, porque esas sensaciones son tuyas y sólo tuya y que cuando por fin las compartí con alguien, me quedé decepcionado, no sé, pensaba que iba a explotar conmigo o mejor dicho con esa sensación y con uyyy!! qué bonito, el asunto se daba por zanjado.

Y que decir de los amaneceres en los Faros, si los Faros en sí, ya son preciosos y hermosos y si le añadimos un maravilloso amanecer, la suma no es suma y es una multiplicación. Los Faros y cuanto más escondidos y alejados, mejor y por eso quizá recuerde que en los Faros no iba tan puesto, porque previamente había que andar y había que andar mucho y digamos que la nebulosa alcohólica se convertía en simple neblina, por lo que aquí los sentidos estaban mejor colocados y se subía el telón: mar, barcos, rocas, playas, arena, cormoranes, asquerosas gaviotas, graznidos, más barcos, deseos reprimidos y la guinda del pastel, era cundo acampábamos a la vera de un Faro, porque eso significaba un montón de orgasmos.

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JULIO CORTÁZAR