LA DIFERENCIA

Hay que ver lo que son las cosas...me pasé más de media vida queriendo ser lo que no era y ahora resulta que sólo quiero ser lo que soy, que esa suma de yos amputados han conseguido un yo muy grande. Lo que quiero decir, es que ahora no es que me acepte como soy, sino que es más, que es mucho más que eso, ahora me quiero y me quiero con mis defectos y virtudes y al que no le guste ya sabe lo que tiene que hacer: irse directamente al carajo y si conoce un atajo, será mejor para todos. Y  el tema de fondo, es que yo soy el mismo: soy tan cabrón como antes, me cabreo igualmente, tengo la misma risa y sonrisa, mis ojos siguen siendo verdes, mi lengua es bífida y venenosa y por poner un punto diferente: ahora vivo más sinceramente.

Pero en cambio, no actúo igual que antes, porque hoy en día trato de ir de cara y me importan un huevo sus posibles consecuencias o por lo menos, me importan menos que antes. Ahora no sopeso tanto que pasará después, ahora me meto en el lío en que considero que tengo que meterme y después, ya veremos lo que hacemos o por donde salimos. Se podía decir, que por ser tan prudente durante tanto tiempo, me he pasado al otro lado y ahora mi vida se basa en la imprudencia (esto dicho, en plan muy resumido). Bueno, ahora me gustan los sorpresas, los desafíos, las aventuras y las noches de Luna llena.

Las noches de Luna llena...bueno, siempre me gustaron, pero hoy en día disfruto más de su claridad o de su inmoralidad...porque en lo claro hay mucho de inmoral, pues no da tiempo a disfrazarlo de moral. Lo claro es crudo y por eso lleva adherida sangre fresca. Lo claro es nítido y transparente y algunos, como yo, nos encanta lo transparente y traslúcido y ya sea con deformidades, con contradicciones, con malas hierbas y con defectos de fábrica, pero es que priorizamos lo auténtico y lo vivo y es más, reclamamos la diferencia. Amamos lo extraño, lo raro, lo único, lo aislado y no por ello llevamos cuernos y rabo.

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JULIO CORTÁZAR