Cada vez que tengo el gusto de volver a verte
te noto más viejo,
más entrañablemente viejo,
un poco más gastado y acabado, si cabe,
pero en general vas manteniendo el tipo
no sé si ayudado de fuertes hilos que encogen y estiran tus Piernas
y de tensos músculos que cada mañana levantan tus ánimos
te queda bien esa cara de niño y tío maduro,
esa cara de entre niño perdido y de que me las sé todas
y como me toques te voy a rajar de arriba abajo
o puede que te regale un beso
y adivina ¿cual te ha tocado?...
y me gusta esa media sonrisa de ironía que dibujan tus Labios,
y ver los arañazos que te ha dejado la vida,
surcos y surcos arados con mucha paciencia y mucho resentimiento
y cuando te observo desde mi diminuta atalaya,
siento como aumenta la negra y fría sombra de tus Ojos,
y como caen bolsas de piel carcomidas por tanto mirar al Horizonte,
de tanto buscar más allá del Viento,
de tanto analizar los pormenores de nuestra existencia,
de tanto perderse en selvas de comos, de porqués,
de paraqués, de cuandos, de no sé porqué...
y de tanto observar y escudriñar a través de agujeros inmundos...
inmundos... porque la belleza no siempre está dentro de lo establecido
y a veces hay que buscarla detrás de las aparentes verdades,
y es que la belleza muchas veces es oscura y negra
y se viste de seda triste y gris,
como me pasa a mi cuando te veo triste y destrozado por el ardor de la batalla.
te noto más viejo,
más entrañablemente viejo,
un poco más gastado y acabado, si cabe,
pero en general vas manteniendo el tipo
no sé si ayudado de fuertes hilos que encogen y estiran tus Piernas
y de tensos músculos que cada mañana levantan tus ánimos
te queda bien esa cara de niño y tío maduro,
esa cara de entre niño perdido y de que me las sé todas
y como me toques te voy a rajar de arriba abajo
o puede que te regale un beso
y adivina ¿cual te ha tocado?...
y me gusta esa media sonrisa de ironía que dibujan tus Labios,
y ver los arañazos que te ha dejado la vida,
surcos y surcos arados con mucha paciencia y mucho resentimiento
y cuando te observo desde mi diminuta atalaya,
siento como aumenta la negra y fría sombra de tus Ojos,
y como caen bolsas de piel carcomidas por tanto mirar al Horizonte,
de tanto buscar más allá del Viento,
de tanto analizar los pormenores de nuestra existencia,
de tanto perderse en selvas de comos, de porqués,
de paraqués, de cuandos, de no sé porqué...
y de tanto observar y escudriñar a través de agujeros inmundos...
inmundos... porque la belleza no siempre está dentro de lo establecido
y a veces hay que buscarla detrás de las aparentes verdades,
y es que la belleza muchas veces es oscura y negra
y se viste de seda triste y gris,
como me pasa a mi cuando te veo triste y destrozado por el ardor de la batalla.
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