Ahora me encanta observar como al final te venció el silencio
un silencio tan demandado por mi parte
y no tan comprendido, por la tuya,
pero al final, ha sido impuesto y por decreto ley
porque si una de las partes aboga por el silencio,
tarde o temprano, se cumplirá la profecía
y además, moriremos en silencio
(o eso me gustaría a mi)
y yo vuelvo a insistir en lo que dije mil veces,
yo adoro el silencio
y además, para repetir y repetir siempre la misma letanía
y declamando las mismas penas,
me reafirmo en lo de
¡Viva el silencio!
y es que odio los pensamientos envolventes y repetitivos,
y más si hablamos de sentimientos,
y yo te quiero y tú me quieres
pero no podemos, ni debemos estar juntos,
pero poder si podemos (o mejor dicho, podíamos)
y lo de debemos o no debemos ya depender de ti y de mi,
claro que el miedo te diseccionó en dos partes,
pero a la hora de la verdad,
mi parte se diluyó en efluvios vaporosos,
que me hicieron pensar más en que tenía razón,
de hecho os quedasteis tres:
tu pareja de siempre,
tu cuerpo maltrecho pero siempre gustoso
y tu cobardía
y comprender esto en el silencio más absoluto,
no es tarea fácil,
pero como ves y puedes comprobar,
yo soy como el Ave Fénix
y resurjo de mis propias cenizas.
un silencio tan demandado por mi parte
y no tan comprendido, por la tuya,
pero al final, ha sido impuesto y por decreto ley
porque si una de las partes aboga por el silencio,
tarde o temprano, se cumplirá la profecía
y además, moriremos en silencio
(o eso me gustaría a mi)
y yo vuelvo a insistir en lo que dije mil veces,
yo adoro el silencio
y además, para repetir y repetir siempre la misma letanía
y declamando las mismas penas,
me reafirmo en lo de
¡Viva el silencio!
y es que odio los pensamientos envolventes y repetitivos,
y más si hablamos de sentimientos,
y yo te quiero y tú me quieres
pero no podemos, ni debemos estar juntos,
pero poder si podemos (o mejor dicho, podíamos)
y lo de debemos o no debemos ya depender de ti y de mi,
claro que el miedo te diseccionó en dos partes,
pero a la hora de la verdad,
mi parte se diluyó en efluvios vaporosos,
que me hicieron pensar más en que tenía razón,
de hecho os quedasteis tres:
tu pareja de siempre,
tu cuerpo maltrecho pero siempre gustoso
y tu cobardía
y comprender esto en el silencio más absoluto,
no es tarea fácil,
pero como ves y puedes comprobar,
yo soy como el Ave Fénix
y resurjo de mis propias cenizas.
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