CURADO DE ESPANTOS

        Tratar de elevar a título de persona a alguien que hace que tiene algo o que dice tener algo, pues es todo un regalo por mi parte. Ni persona, ni bicho, ni animal rastrero. Será un simple ser del otro mundo que se arrastra poniendo buena cara y dando los buenos días a quién se le acerque, pero cuidado que no se le acerque demasiado, porque muerde con sus fauces de fiera y te clavas los colmillos hasta el mismo solomillo. Y va pasando el tiempo y cada día lo voy teniendo más claro, he sido un imbécil y un estúpido y me dijeron tres pamplinas que hablaban del amor....y fui yo y enganché el anzuelo hasta los mismos huevos. Y no hay odio ninguno, pero tampoco hay amor, ni alegría, ni pena, ni rabia, ni impotencia, ni nada y lo que hay es la vergüenza del sentirme engañado. Tengo mi orgullo muy tocado y eso duele y ¡como duele!. Pero si algo he aprendido en ésta vida, es a remontar el vuelo desde las mismas cloacas. Aparte y seamos sinceros, yo tampoco lo tenía nada claro, yo quería que todo transcurriera plácidamente en el terreno del amor y cuando todo se empezó a complicar me dije, ¿que hago yo aquí metido hasta las trancas en ésta historia que ni es mía, ni ganas tengo de que sea mía?. Ni soy moneda de cambio de nadie, ni sirvo para un intercambio. Sí, me lié con alguien que a su vez tenía pareja y como al principio fue todo muy bien, simplemente me dejé llevar por la corriente continua.

                              Y así y hasta que un día se empezó a complicar todo. Se enredó y porque se tenía que enredar, pues ese tipo de parejas o tríos no tienen futuro. Y la cuerda se fue tensando y cada día estaba más tensa y hasta que llegado un día su pareja se enteró de que nos habíamos liado (se lo dijo ella y por mi puta insistencia, no me sentía cómodo ocultando aquello) y claro a partir de ahí, por parte de él empezó el control a larga y a corta distancia. Mea culpa, diría yo. Por tu culpa, dijo ella, Por tanto todos los dedos me señalaban como el culpable de haber insistido en que se dijera la puta verdad. ¿Y para que me metí yo en ese berenjenal?. De todas formas daba igual, éstas historias en cuanto se enredan un poco... de inmediato empiezan agobiar. ¿Que serían?, dos días más lo que tardaría en saltar todo el circo por los aires. Y claro en cuanto te ves en la balanza y al otro lado está su pareja de toda la vida o de hace mucho tiempo y aquí a la izquierda tenemos al otro contrincante, se llama Bruno y me da pinta, de que es imbécil. ¿Y quién ganará de los dos?. El de siempre o el nuevo con cara de imbécil.

                          Y yo cuando me vi sobre ese escenario me dije, ¿que coño pinto yo aquí?. Yo quería, yo amaba pero sin más trabas y más historias para no dormir. Por tanto alcé la vista, oteé el horizonte y me volví a decir, chico coge tus bártulos y sal cagando ostias de aquí. Y así ha pasado y por eso sigo aquí, porque si hubiera decidido lo contrario o sea, intentar seguir con ella, a lo mejor ahora tendría pareja estable (lo cual en éste momento, me da pavor. Pues nunca en mi vida estuve mejor sin pareja). Desayunaría todos los días con ella (tendría que dejar de ir a desayunar mi rica tostada al bar de la esquina),. Le daría un beso de buenos días. Saldría a currar como ahora. Volvería al mediodía y le preguntaría ¿como te ha ido la mañana mi amor?. Y de vez en cuando habría que salir a darse una vuelta por los alrededores. E ir los domingos y festivos a comer con sus amigos o familiares más cercanos. Y no sigo diciendo cosas que podría hacer, porque cada vez que escribo una cosa nueva me voy deprimiendo un poquito más, si cabe. Y al final va ser verdad que...¡que el que no sé consuela es porque no quiere!. Pero imbécil he sido, pero menos mal que ya estoy curado de espantos y de malos rollos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR