Quiero pensar
que todo es relativo
y que nada es absoluto,
que el día en que me dijiste
"te quiero"
era un día de lluvia en el que no hacía frío,
por tus mejillas se deslizaban
gotas de lluvia de fina porcelana,
y mientras yo tragaba saliva
como quién traga un vaso de agua,
yo te miré a los ojos
y buscando si la verdad se reflejaba en tus retinas,
pero tus retinas estaban nubladas
por una densa nube de mentiras que cubrían sus terminaciones,
de todas formas y ahora que lo pienso,
me daba igual,
yo desde el principio
había entendido que todo es relativo
y que nada es absoluto.

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