UN 25 DE JULIO

Quién me iba decir a mí,

que un 25 de julio caluroso y pegajoso,

iba de echar de menos el puto ruido,

sonidos de fiesta:

voces gangosas medio borrachas,

el tío vivo dando vueltas sin parar,

el de la tómbola diciendo 

a éste caballero le ha tocado una muñeca,

y de vez en cuando se escucha la bocina

que anuncia los coches de choque,

y todo entremezclado con las canciones del verano

y con el volumen descontrolado,

pues todo eso suena a fiesta de pueblo...

en cambio ahora,

 que son las las 3 y media de la tarde,

el silencio es el que domina,

parece un domingo vestido de tarde,

de tarde calurosa de verano

y en donde una buena siesta

sería lo ideal...

(Pero yo no soy de siestas).

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JULIO CORTÁZAR