Por un momento
pensé en escribirte algo
y me puse a ello,
abrí y encendí el ordenador,
aposenté con calma, mis dedos en el teclado
y sólo faltaba el guión por describir...
entonces y en ese mismo instante
llegué a comprender
que no tenía nada que decir
¡la nada es imposible de ser escrita!.

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