Muy temprano en la mañana
Me duele ver a una anciana agobiándose
por unas pocas monedas a la puerta del supermercado…
Y qué rápidamente la olvido cuando mi propia tristeza
me atrapa: una amiga a las puertas de la muerte
y el recuerdo de la noche que pasamos juntos.
Era tanto el amor en mi corazón
que habría podido salir a la calle en cueros,
seguro de que todos los que se cruzaran conmigo
comprenderían mi locura y mi necesidad de decirles
que la vida es a la vez hermosa y cruel,
pero no lo hice…, a pesar de las pruebas abrumadoras
un cuervo inclinado sobre una ardilla muerta en el asfalto,
arbustos de lilas floreciendo en un jardín
y la visión de un perro desprendido de su cadena
escarbando en el cubo de la basura de un vecino.
Charles Simic

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