
Que saben las tripas de puños cerrados,
ellas saben de digestiones difíciles y tortuosas
y de si has tenido la suerte de llevarte un mendrugo a la boca
y de si lo has podido deglutir de un tirón
y de como un pez grande se puede comer al chico
y de si lo has cagado en el mismo amanecer
y antes de que salga el sol.
Estoy harto de tanta rana enana
y de tanta negra sotana,
ahora me quedo con los peces grandes
y con las farolas que bordean el muelle del que no sé como se llama mi pueblo.
Ahora soy un pez voraz de necesidad
y amo el mar visto desde tierra...
es otra perspectiva,
es ver el mar a vista de roca,
siempre resistiendo a la mordida brutal y espumosa,
siempre resistiendo las embestidas de esos remolinos,
siempre queriendo esa paz y tranquilidad
que siempre hemos soñado y que muy pocos hemos o han tenido.
Hoy respiro en paz
y mañana...ya veremos.
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