ÁNGEL VENGADOR




Mis manos se tiñeron de negro incomprendido

mi mente se cubrió de llamas ardientes,

mis deseos huyeron como aire que corre tras el viento. 


Yo no soy un ser que vuele en círculos,

y menos me gusta la carroña de la carne putrefacta,

me gustan más los vientos que anuncian tormenta,

y el caminar a tientas entre arenas movedizas.


Me gusta tentar a la suerte,

y jugar a las cuatro esquinas

y para ver si estás en una de ellas.

Me entusiasma la montaña rusa,

y nadar como un pez en el agua estancada de un charco.



Al fin y al cabo,

soy un ser que adora la vida,

un ser que levita entre el algodón de las nubes,

un ser que a su vez, 

le gusta su desnudez metafórica.


En realidad,

yo soy poca cosa,

soy más poco que mucho,

soy un algo indefinido,

soy un ser etéreo y flexible

pero a veces, me hago intransigente 

y me convierto en ángel vengador,

me pongo a repartir ostias y estopa

y con mi espada de fuego

voy delimitando terreno,

hasta aquí, sí

y hasta aquí, no...


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JULIO CORTÁZAR