Tanta terapia para nada.
Siempre lo dije
y lo dije muchas veces,
las terapias sirven como actos de fe,
es decir,
sino crees en ellas no tienes nada que hacer.
La terapia sirve para el que siente
que le habla la voz de dios
a través de un psiquiatra o terapeuta,
pero para agnósticos, como yo,
no hay nada más que nuestra propia intuición,
nuestro sarcasmo nos lo tenemos que tragar
y nuestra rebeldía la tenemos que disimular
(para sobrevivir)
su poder es tal,
que incluso fuera de su influjo profesional,
te cuelan medicamentos en forma de armas psíquicas
que en teoría son para apaciguarte y sedarte
y así son,
pero también lo son para acomodarte y amoldarte
y al final,
te convierten en cordero que de vez en cuando bala un rato
y si lo haces después de comer,
su siesta será más que agradecida.
Somos productos perecederos,
pero a veces perecemos antes de morir.

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