ME DIERON...



Me dieron dientes para comer.

Me dieron aire para respirar.

Me dieron dedos para tocar y alucinar.

Me dieron tesón y por tanto insistir en lo de siempre.

Me dieron miedo por mi existencia.

Y me dieron ganas de pedir perdón

por escribir y hasta por respirar.


Pero uno existe

porque le crecen las uñas y el pelo

y la garganta se le hace más amplia

y la voz se le hace más grave

y menos cuidadosa.


Mientras los sentimientos

se devoran las entrañas

y los recuerdos de nuestros encuentros

se hacen parásitos intestinales.



Al final queda poco

queda una fisura resquebrajada

y una buena úlcera en la boca del estómago

y un alma herida que se recupera in situ

y porque no le queda otro remedio.


Al final somos producto de nuestra resistencia,

luchamos y no nos doblegamos

y seguimos el reguero de nuestra propia historia

y hay hilos que nos unen a otras personas

y hay cuentos que parecen otras historias.


Que en general

no nos merecemos...


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JULIO CORTÁZAR