Mi alma
es un barco a la deriva.
Hay días que se escora hacia un lado
y entonces, ahí se queda.
Hay otros en que se hunde sin remisión
y la única alternativa
es esperar que la marea baje.
Menos mal que hay algunos días
en que mi alma se levanta lozana y madrugadora,
llena de hermosas historias,
contándome bellos cuentos
y regalándome palabras y versos.
En estos contados días
mi deber
es escribir poemas
y hablar de mis sentimientos.

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