Me gustaría leer mi vida a pedazos, a besos, a retales.
Me gustaría leer mi vida a tercos besos en retorcidos huesos.
Me gustaría leer mi vida a sangre fresca de herida abierta,
a pulmones de aire comprimido y viciado
a neuras de un día o de toda la vida
a sueños imposibles y de los que se quedaron cortos,
a sabor de aquella hermosa tarde de verano,
a olores a pino y salitre al sol,
a aromas entre dunas y con vistas al infinito...
Me gustaría leer mi vida
en rincones
y esquinas de aquella confusa plaza
de la que ya no sé su nombre...
era, piedra con sol, lluvia y sombras,
los dos sentados en un banco con vistas a la nada
las vistas era nuestra propia película sobre un cielo oscuro y negro.
Años después...
del banco no quedaba apenas nada,
los árboles fueron convertidos en leña
o se pudrieron tirados en el suelo de un terreno.
La piedra permanece más o menos en su sitio
y la oscura promesa que allí nos hicimos
tiene vendados los ojos como la justicia.
De todo aquello queda el mismo aire incontinente
la vista a la nada ha sido agrandada
en el banco de piedra ha nacido la hiedra y una farola
y al mirar hacia arriba
la boca oscura de la noche
ahora nos escupe lluvia en la cara
y ni resto de nuestra película.

No hay comentarios:
Publicar un comentario