me hace muecas imposibles,
me arruga la frente y me frunce el ceño con todo su empeño,
me abre los ojos y me estira los párpados
me encoje y me aprieta los labios,
me enseña los dientes y a veces, las caries,
me arquea las cejas con delicada sutileza,
y me dice palabras que nadie oye...
Mi cara es mi auténtico reflejo,
y yo juego con ella ante el espejo.
Mi cara no es dura,
ni es blanda,
ni es muda,
ni es sorda...
Mi cara
es la cara de un tipo que se asombra,
entre otras cosas,
ante la irónica sonrisa de la Mona Lisa.
ante la irónica sonrisa de la Mona Lisa.

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