No
no me asusto cuando te veo.
O mejor dicho
no me asusto
cuando imagino que te veo.
Porque entre tú y yo,
ha crecido un río y una cordillera que no tiene fin.
Sé que estás al otro lado
porque a veces escucho susurros
y palabras entrecortadas
que llevan tu cara.
No me recuerdes mal,
recuérdame
como el que fui antes
de ser como ahora soy,
antes de...
antes del cataclismo final,
donde ni se pudieron salvar los muebles
y donde la rabia salió a cabalgar.
No,
no me recuerdes mal,
recuérdame
como aquél tipo
de trato amable
de caminar cansino
que hablaba por hablar
y que tenía como lema:
"vivir es soñar".

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