Hoy quiero decirle algo:
Usted ha pasado por mi
como un torrente de agua y viento.
Quiero decirle...
que un día me penetró por un oído
y por la retina de un ojo,
y que otro día se convirtió en saliva
que salió de mi boca ensangrentada.
Quiero decirle...
que usted tiene sus causas
y sus quehaceres,
y le aconsejo
que no pierda más tiempo conmigo.
Usted cerró esa puerta
y yo en el fondo
le estoy muy agradecido.
Me ha salvado de caer
en la misma trampa de siempre.
El desamor estando entre rejas
es demasiado dolor.
El desamor hay que pasarlo,
pero la prisión de la jaula, ¡no!.

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