AQUÉL SENDERO

 


Recuerdo aquél sendero,

era de arena, tierra, piedra 

y aire mezclado con nubes de polvo en suspensión.


Estaba esculpido con el tesón de las pisadas,

tortuoso como un río sinuoso,

árido y atrevido,

arácnido, 

y en tramos,

sólo sostenido por el viento

que lo incrustaba con fuerza en la pared rocosa.


Lo recuerdo

espléndido y amable,

a veces, 

rocoso y duro

y de espina pétrea

y piel coriácea.


Tremendo con bajada de vértigo

y a veces, 

trepador de lo imposible.


Me gustaba

porque lo tenía todo

y por el paisaje de su alrededor.




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JULIO CORTÁZAR