Aromas de gardenia danzan por mi habitación.
Aromas de gardenia recorren todos los rincones
suben y trepan por las paredes
y hasta hay algunos,
que se cuelgan de una vieja viga de madera.
Al final, bajan y tocan suelo,
cubren agujeros hostiles
desbrozan muros de piedra casi impenetrable,
limpian cunetas de maleza y malos bichos,
arremeten contra la ansiedad del que se arrastra,
y se desnudan íntegramente ante mí.
Entonces
ese aroma tira de mi con su mano invisible
me levanta, me hipnotiza,
no me deja poner los pies en el suelo,
levito y al final, creo que vuelo.

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