EL BESO DE JUDAS



No tengo capacidad de fabricar armas.

Soy, en fin, poco belicoso

y porque un arma puede matar

y yo prefiero

hacerlo con mis propias manos.


Que tampoco...

matar no está en mi ideario

ni siquiera lo está

en mis horas más bajas

o más rabiosas...


Quizá entre dentro de mi ideario

y porque no me queda otro remedio,

 la venganza con que nos ilustra, la rabia:

la zancadilla disimulada,

el empujón sin querer,

el puñetazo y lo siento, me equivoqué,

el disparo en una pierna,

la patada en la boca del estómago,

el mordisco en su lengua viperina,

la mirada asesina,

la amenaza entre dientes,

y por supuesto,

el beso de Judas.

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JULIO CORTÁZAR