TAMBOR DE HOJALATA

 



Cuando tengo miedo, lo sé,

me convierto en papel de fumar,

fino y apesadumbrado

y mi corazón, tan bravo a veces,

deja de brotar como el loco que antes, era.


Entonces...ahora...

se amolda, se acomoda,

se hace blando y tangible

y pierde su estigma y su fe ciega.


Late y por así decirlo,

como el sonido hueco del vacío,

y de él, 

no emana sangre roja y lúcida

ni siquiera,

 alimenta las ganas de querer

que uno quiere tener.


Se queda seco y estéril,

dulcemente deprimido y anestesiado,

oye pero no escucha,

habla pero no dice nada

y late pero su tambor ahora, 

es de hojalata.

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JULIO CORTÁZAR