Ésta foto me encanta.
El velero intentando desplegar sus velas a todo lo alto y a todo lo ancho, mientras el Faro permanece impasible y sabiendo que sus encantos son congénitos y que no necesita para nada, desplegar sus alas. Su precioso pijama de rayas negras y blancas y su mirada de grandeza y como indicando que el Velero es transitorio y que él en cambio, siempre permanecerá unido a ese trocito de tierra árida y rocosa. Pues yo sinceramente, me quedo con los dos, con el precioso velero y con el grandioso faro.

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