Poco queda entre mis dedos,
quizá un poco de arena
un poco de tu pelo
y el arma de tu cuerpo.
Quizá me esté haciendo viejo
y ahora vivo más del pasado que del presente,
por eso algunos recuerdos tienen cuerpo y tienen sangre,
y tardes y madrugadas
y mares y ríos
y muchas habitaciones con la cama revuelta.
Y no vivo en los recuerdos
pero me estoy aproximando.
De vez en cuando me meto tanto en ellos,
que aquél beso
me vuelve a humedecer los labios.

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