Que no hay dolor
en el fondo de mi alma.
Hay, como decirlo,
gusanos de seda comiendo recuerdos
y al mismo tiempo...
pariendo tiernos sentimientos.
No hay dolor
si uno no quiere que lo haya,
aunque a veces,
no hay dolor que se pare
y aunque le retuerzas el cuello
él sobrevivirá en apnea
y pasarán los años
y ese dolor seguirá incrustado
en el rincón más amargo de tu estructura,
y así será hasta que un día al despertar
te darás cuenta,
que alguien o algo
soltó cadenas
y entonces y por fin,
serás libre.
Pero cuidado,
el dolor siempre vuelve.
Porque tal como se fue
volverá algún día
y de forma inesperada
y de nuevo, serás sometido
a la esclavitud del dolor.

No hay comentarios:
Publicar un comentario