Hasta las cicatrices más escondidas
y bajo varias capas de hormigón
de vez en cuando, laten...
y se acaban colando en tus intestinos
por fisuras no antes conocidas.
Nada se olvida del todo,
queda el poso
y la arena del fondo marino
y en los días de fuerte resaca
y en los que todo se revuelve,
el recuerdo toma cuerpo
y se hace piraña dentro de tu alma.

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