A ti te veo y te siento
arrastrando cadenas y oliendo a muerto.
Y mira que intento verte de otra forma
y hacerte más animosa
y ponerte flores y ungüentos
que te hagan ser más amable y más valiente.
Pero en cuanto te veo ahí arriba
de inmediato... te vienes abajo,
te desinflas como un globo pinchado
y tocas tierra de inmediato.
Digamos
que tu atractivo radica en eso,
en ser un día la rosa sin espinas
y en otro día ser la espina reina del rosal,
imprevisible e impredecible...
Claro que lo tuyo roza lo caprichoso
y hoy quiero esto
y mañana ya no lo quiero
y por eso tu atractivo se convirtió
en algo letal...
y entonces es cuando todo lo tuyo
me huele a muerto.

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