Me enamoré de una historia
y poco a poco fui perdiendo el control.
Como toda historia bien contada:
hubo un principio que para mí se quedó
después hubo un desarrollo que no fue plano
y fue ondulante y asfixiante
y por último, hubo un epílogo final
que decir que acabó mal o fatal
es demasiado simple
pues su final fue de guerra nuclear
ni el palo de la bandera
se salvó de la quema.

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