Por las calles de mi pueblo
hay deseos y vicios ocultos
que por supuesto, yo no voy a contar
pero sé que se hacen de puertas para dentro
y que tienen cara de vicio.
La noche en mi pueblo
es más noche que nunca,
todo vestigio de vida
se supone que será tras el reflejo
de cualquier ventana iluminada.
La vida exterior se hace interior
y se incrusta en un televisor
y bajo la mesa camilla del comedor,
mientras algunos, como yo,
escribimos como si la vida de hoy
no tuviera un mañana.

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