A punto estuve de llamarte,
de llamarte y no decir nada
porque no tengo nada que decir.
Me apetecía escuchar
los estertores de tu respiración
y el latido de tu oscuro corazón.
Aquí estamos de nuevo, buscando cosas, rebuscando en otras, removiendo pasados y no dando un punto a ningún remordimiento. Le hecho hecho es...
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