Tengo un poema en los ojos
y una bola de fuego en la boca de mi estómago
que sube y que asciende como un reflujo de lava ardiente
que quema mi esófago y raspa mi tráquea y parte de mis entrañas
que hace masa y argamasa
y que se acaba colando por las rendijas por las antes entraba el viento
y ahora se encuentra cemento de cola apelotonada.
Y por eso a veces
¡me asfixio tanto!

No hay comentarios:
Publicar un comentario