A mi me enseñaron a no rendirme nunca...claro que una cosa es decirlo y otra muy distinta, es que sea totalmente verdad. Porque vamos a ver, yo creo que me he rendido un buen montón de veces y algunas hasta sin poner previas condiciones y rogando e implorando... clemencia y perdón. Sí, hubo algunas veces en mi vida en que fui producto de la más asquerosa cobardía, pero que mi memoria, que es tan selectiva como la de los demás humanos, se preocupó de borrar de sus huellas la vil cobardía y las reconvirtió en necesidades de aquél momento, es decir aquellos hechos de nítida y apabullante cobardía los transformé en hechos con tintes y tonos de piel de Cordero y por eso la memoria los convirtió en hechos "en los que no tenía o no tuve otro remedio que hacer aquello" y entonces y de esa forma, esa cobardía estaba como si estuviera plenamente justificada. Cada uno cambia sus cosas según le convenga y las adereza a su mejor manera y esos cambios, que parecen tontos y sin importancia, alteran completamente la historia que quieres contar y además, cuando recuerdas una película de tu vida, sueles intentar salvar y sea como sea, al protagonista. Por tanto si soy sincero y si ejerzo de ello, tendría que reconocer mis cobardías o todos mis actos cobardes...y creo que en éste aspecto los últimos 5 o 6 años fueron duros por su claridad y por no justificarme con nada.
Saqué mis trapos sucios (también saqué los limpios) pero a lo que yo iba ahora era en relación hacia mis trapos sucios y para ello tuve que repasar mi vida y todos sus acontecimientos y desde mi nacimiento hasta donde estoy ahora (que es el mismo preámbulo de la vejez). Y bueno y ¿qué os puedo contar?...que me autoflagelé...que primero cambié la forma de mis descripciones y las hice mucho más crudas y para no eximir ni un solo miligramo de mis responsabilidades en esos procesos y decisiones. A veces uno pudo ser un cobarde, pero al mismo tiempo reconocer tus actos de cobardía supone ser muy valiente y además y esto os lo juro, te quitas un gran peso de encima y porque así ves que la cobardía puede ser como el miedo, es decir el miedo y la cobardía se conocen y necesitan el uno del otro, pero si se mantienen en un grado leve o moderado te hacen parecer más humano y porque en el fondo todos tenemos miedo, además de tener una parte de cobardes. El tema consiste en no dejarse dominar por uno de ellos o por los dos, pero a ver si me entendéis...que el miedo y la cobardía son necesarios y porque nos dan una referencia para después saber valorar la valentía en nuestras toma de decisiones.
Saqué mis trapos sucios (también saqué los limpios) pero a lo que yo iba ahora era en relación hacia mis trapos sucios y para ello tuve que repasar mi vida y todos sus acontecimientos y desde mi nacimiento hasta donde estoy ahora (que es el mismo preámbulo de la vejez). Y bueno y ¿qué os puedo contar?...que me autoflagelé...que primero cambié la forma de mis descripciones y las hice mucho más crudas y para no eximir ni un solo miligramo de mis responsabilidades en esos procesos y decisiones. A veces uno pudo ser un cobarde, pero al mismo tiempo reconocer tus actos de cobardía supone ser muy valiente y además y esto os lo juro, te quitas un gran peso de encima y porque así ves que la cobardía puede ser como el miedo, es decir el miedo y la cobardía se conocen y necesitan el uno del otro, pero si se mantienen en un grado leve o moderado te hacen parecer más humano y porque en el fondo todos tenemos miedo, además de tener una parte de cobardes. El tema consiste en no dejarse dominar por uno de ellos o por los dos, pero a ver si me entendéis...que el miedo y la cobardía son necesarios y porque nos dan una referencia para después saber valorar la valentía en nuestras toma de decisiones.

No hay comentarios:
Publicar un comentario