Esparcidos por el camino he dejado trozos de mi alma,
he tirado corazones rotos y descosidos,
con el miedo he jugado a la ruleta rusa y al escondite,
he vilependiado lo que me ha obsequiado la diosa fortuna,
he despreciado a veces,
al que me tendió su mano
o me ofreció su hombro de consuelo.
Todo esto hice yo,
pero al fin y al cabo, yo soy lo que soy,
y soy mi propio y único dueño.

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