Apenas me rodea nada:
Una mesa,
una vieja silla,
un teclado recién estrenado,
un recuerdo deshilachado,
un presentimiento sin cuerpo,
otra menos alucinante
y otra, yace muerta y descuartizada.
Una botella medio llena,
una impresora que se merece un descanso,
el reflejo de una luz de un flexo,
unas sombras a ambos lados,
por el medio,
una explosión de júbilo y ánimo,
también hay una pausa
o un descanso en el rellano,
una toma de aire renovado
y en el centro centro
una luz cegadora
que a veces me deslumbra por la mañana.

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