ABRAZO PARTIDO de JAVIER ARNAIZ

 

 No tuvimos lugar para quejarnos.

Muy atrás desterramos

tardes grises de cara al sol

brazo en alto y saludo a las banderas.

Tristes mañanas de rosarios

y domingos en misa de nueve.

A todos nos tocó ser,

estar en todo. En todo.

Bomberos y pirómanos,

luchadores modélicos,

pacientes agresivos.

Fuimos punta de lanza

con carreras de miedo

ante la guardia gris.

Militantes. Sin serlo.

Organizamos células y abrigos,

buscamos conocimientos,

leímos a Karl Marx

con Marta desde Chile

y algunas emociones

que aprendimos de antiguos militantes.

Vinieron clandestinos

desde exilios y cárceles,

donaron sus historias,

su sensibilidad,

su luz de Libertad.

Nunca los volvimos a ver.

 























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