Muy atrás desterramos
tardes grises de cara al sol
brazo en alto y saludo a las banderas.
Tristes mañanas de rosarios
y domingos en misa de nueve.
A todos nos tocó ser,
estar en todo. En todo.
Bomberos y pirómanos,
luchadores modélicos,
pacientes agresivos.
Fuimos punta de lanza
con carreras de miedo
ante la guardia gris.
Militantes. Sin serlo.
Organizamos células y abrigos,
buscamos conocimientos,
leímos a Karl Marx
con Marta desde Chile
y algunas emociones
que aprendimos de antiguos militantes.
Vinieron clandestinos
desde exilios y cárceles,
donaron sus historias,
su sensibilidad,
su luz de Libertad.
Nunca los volvimos a ver.

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