DE LEJOS...DE CERCA...

 

De lejos...de lejos, todos somos buenos y buenas personas y tíos cojonudos y todos nos damos mucho por el culo con mucho gusto. De lejos, pero de muy lejos, parecemos piña y piña compacta y comprimida. Pero de cerca, somos individuos que nos diferenciamos. De cerca se ven las diferencias y los pequeños defectos o detalles que así suelen venir de fábrica. Los que nosotros nos hacemos, los que nos trabajamos a veces con demasiado ahínco y tesón, son los grandes defectos que nos van marcando como individuos insoportables. Yo de pequeño y en mi tierna infancia era moldeable y además, tenía cara de buena persona y en cambio ahora soy un palo tieso con cara de vinagre que acepta muy pocos consejos. Ahora mando más gente a la mierda que antes. Ahora lo refunfuño todo, me altero mucho más y mastico peor las cosas. Nada de eso de que en la vejez te haces más buena persona y más sabio y más experimentado, porque la bondad del viejo es porque no le queda otro remedio, pues no le quedan fuerzas para partirle la cara a algunos. Lo de la experiencia es otra mierda. Cambiaba toda mi puta experiencia por 20 o 30 años menos y entonces sí que os ibais a enterar de lo que es una experiencia.

Y el tema físico y las carencias físicas y los putos dolores diarios. Y la vista, lo que se va perdiendo de vista. Y el Oído que se va haciendo más duro y menos selectivo. Y la piel que se reseca y se cuartea y te salen más manchas y verrugas. Y cuidado que te amenaza la Próstata. O cuidado que con el sol te puede aparecer un Melanoma que te devora. O no comas mucho, que para eso está la ardentía y sino la Almorrana te manda saludos. y espera...el Colesterol, la tensión arterial, el azúcar...y espera y los coágulos, los Ictus, los Infartos, el Parkinson, el Alzheimer, la Demencia...Y como decía aquella película...podía seguir hasta el infinito y más allá.

La vida es una puta mierda pinchada en un palo. Y la vejez no es la guinda de la tarta, la vejez es cuando la tarta te cae al suelo. Debían poner un horno crematorio para viejos. Se debía pedir cita y  tal día me sedas y me quemas de la manera que quieras. Ahora bien, que cada quien escogiera por internet hora, día, mes y año y ya está, ya tendrías plaza reservada en el horno y con un ¡buenas noches! y ¡felices sueños! te despedirías de éste mundo de perros.
























 




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