Pero no, aquello se tambaleó como un avión herido de muerte y por fin haciéndose el remolón, cogió la pista de aterrizaje pero dando grandes saltos de cabra. Y al final, tuve que pellizcarme un poquito y para así comprobar que seguía vivo. Menos mal que los pilotos eran de los buenos y mejores...pero en el viaje de ida al paciente le dio por vomitar y así tuvimos un vuelo al completo: meneo bestial de cafetera destartalada, los sube y baja de montaña rusa y como guinda del pastel, unos entrañables vómitos. Y eso fue nuestra verdadera cena de navidad y para que después digan que en navidades no se puede disfrutar.
Algunos son capaces de volar sin alas y son alienígenas extraterrestres. A otros les da por celebrar la navidad a bordo de una avión en medio de una tormenta y por fin a otros, les da por llorar como niños enrabietados que no encuentran consuelo y es que en estos momentos y a través de mi ventana abierta a la vida, estoy escuchando el llanto enrabietado de un niño que no sé ni como puede ni respirar. Pulmones tiene el niño y cuerdas vocales portentosas y una rabia ingobernable que demuestra que pocas veces la rabia es razonable. Bueno, pues en definitiva la cuestión o la verdadera cuestión que nos atañe, es que yo sigo vivo y coleando y por tanto, no sabéis como me alegro de que os pueda seguir dando el puto coñazo...
Y volviendo a lo del principio de éste infumable panfleto...lo del polvete, no va a ser. Lo del polvete es un asunto que está en período de extinción y está contemplado por mi parte como una de la especies protegidas en estado de ser extinguidas...
y hubo, pero ya no hay,
y hubo en las antípodas de otros tiempos,
hubo noches intensas e intensivas,
hubo mañanas al sol de la ventana,
hubo tardes infinitas
y hubo madrugadas enrollados entre las sábanas
Algunos son capaces de volar sin alas y son alienígenas extraterrestres. A otros les da por celebrar la navidad a bordo de una avión en medio de una tormenta y por fin a otros, les da por llorar como niños enrabietados que no encuentran consuelo y es que en estos momentos y a través de mi ventana abierta a la vida, estoy escuchando el llanto enrabietado de un niño que no sé ni como puede ni respirar. Pulmones tiene el niño y cuerdas vocales portentosas y una rabia ingobernable que demuestra que pocas veces la rabia es razonable. Bueno, pues en definitiva la cuestión o la verdadera cuestión que nos atañe, es que yo sigo vivo y coleando y por tanto, no sabéis como me alegro de que os pueda seguir dando el puto coñazo...
Y volviendo a lo del principio de éste infumable panfleto...lo del polvete, no va a ser. Lo del polvete es un asunto que está en período de extinción y está contemplado por mi parte como una de la especies protegidas en estado de ser extinguidas...
y hubo, pero ya no hay,
y hubo en las antípodas de otros tiempos,
hubo noches intensas e intensivas,
hubo mañanas al sol de la ventana,
hubo tardes infinitas
y hubo madrugadas enrollados entre las sábanas
y que a la mañana siguiente
hubo que poner a lavar...
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