SÁBADO SABADETE...

 Sábado sabadete...camisa nueva y no habrá polvete (como siempre y sin excepción se cumple la norma).  Hoy lo que habrá es el poder disfrutar de los dulces recuerdos del ayer y más estando en plenas navidades, donde todos nos ponemos un poco ñoñas. Hoy es día de calma casi absoluta después de la tempestad de ayer y como no podía ser de otra manera, me tocó volar (guardia de avión). No tuve nada en todo el día y cuando estaba listo, preparado y vestido para la ocasión de la cena de navidad de trabajo, sonó el puto teléfono de los cojones y el consabido "oiga doctor tiene que realizar un vuelo urgente" y el doctor (que al parecer, soy yo) se tuvo que vestir de romano y en consecuencia, joderse la cena de navidad. Pero bueno, eran las 20 horas pasadas y soplaba un viento impresionante. Mi compañero enfermero y yo, nos quedamos sin cena de navidad....pero lo peor no era eso y lo peor era que el viento bramaba con inusitada fuerza y como si estuviera avisándonos de lo que iba a pasar y lo que iba a pasar, es que aquél cacharro volador se movió como una cafetera desajustada que iba de lado a lado y de popa a estribor y pasando por babor y con resultado final, de mucho pavor por nuestra parte y tanto pavor que cuando estábamos en el medio de aquél puto baile macabro, a mí me dió por darle la mano a mi amigo y enfermero y al tiempo que le decía y a modo de despedida definitiva... "me ha encantado haberte conocido". 

Pero no, aquello se tambaleó como un avión herido de muerte y por fin haciéndose el remolón, cogió la pista de aterrizaje pero dando grandes saltos de cabra. Y al final, tuve que pellizcarme un poquito y para así comprobar que seguía vivo. Menos mal que los pilotos eran de los buenos y mejores...pero en el viaje de ida al paciente le dio por vomitar y así tuvimos un vuelo al completo: meneo bestial de cafetera destartalada, los sube y baja de montaña rusa y como guinda del pastel, unos entrañables vómitos. Y eso fue nuestra verdadera cena de navidad y para que después digan que en navidades no se puede disfrutar.
Algunos son capaces de volar sin alas y son alienígenas extraterrestres. A otros les da por celebrar la navidad a bordo de una avión en medio de una tormenta y por fin a otros, les da por llorar como niños enrabietados que no encuentran consuelo y es que en estos momentos y a través de mi ventana abierta a la vida, estoy escuchando el llanto enrabietado de un niño que no sé ni como puede ni respirar. Pulmones tiene el niño y cuerdas vocales portentosas y una rabia ingobernable que demuestra que pocas veces la rabia es razonable. Bueno, pues en definitiva la cuestión o la verdadera cuestión que nos atañe, es que yo sigo vivo y coleando y por tanto, no sabéis como me alegro de que os pueda seguir dando el puto coñazo...

Y volviendo a lo del principio de éste infumable panfleto...lo del polvete, no va a ser. Lo del polvete es un asunto que está en período de extinción y está contemplado por mi parte como una de la especies protegidas en estado de ser extinguidas...
 y hubo, pero ya no hay,
y hubo en las antípodas de otros tiempos,
hubo noches intensas e intensivas,
hubo mañanas al sol de la ventana,
hubo tardes infinitas
y hubo madrugadas enrollados entre las sábanas
y que a la mañana siguiente
hubo que poner a lavar...




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