Extraño el sabor de la fresa
y el olor del melocotón.
Hablando de frutas
me gusta todo tipo de fruta
no conozco una fruta que no me guste,
aunque sí, unas más que otras.
Viviría en un campo rodeado de frutales,
dentro de una pequeña choza hecha de restos de árboles secos
y cobijado bajo la sombra del árbol más grande y de mejor sombra,
una higuera por ejemplo,
un castaño, un roble o un ciruelo...
el suelo cubierto de paja y barro seco
una chimenea que llegara hasta el cielo,
una mesa hecha de tablas que ha traído el mar
y una ventana con vistas al océano.
Yo sé que es un sueño
porque mi cuerpo no está para dormir a ras de suelo
pero mi alma, sí lo está.

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