Hombre, lo común que tienen es que las dos caras se agarran a un clavo ardiendo, al clavo de la esperanza. Por un lado te aferras a no querer salir de ella y por el otro, esperas que alguien se compadezca y te eche un cabo y para poder salir de tu mala racha. Hoy mismo fuí al banco y por primera vez en año y medio, me dieron una sorpresa positiva, algo que no pensaba cobrar en esta vida ni en la otra, me lo ingresaron y ya sé que decirlo tiene el peligro que tiene, que la racha buena se convierta en mala. Pero alguna vez hay que romper con los prejuicios que nos atan y de todas maneras ya veremos como acaba todo y si a este acontecimiento positivo le siguió la cadena de lo bueno o si se pasó al lado oscuro y malo. Ya os contaré otro día como acabó la historia.
En esto yo sé que me la juego y por eso estoy escribiendo esto acompañado de una buena ristra de ajos que tengo encima de mi mesa y alrededor de mi cuello y hasta tengo cruzados los dedos de manos y pies. Pero en mi curre, si que no me la juego y nunca digo, ni diré jamás de los jamases, ¡qué bien está hiendo ésta guardia! y más cuando queda toda la noche por delante, porque como me jodan la noche, soy capaz de suicidarme (eso pienso a veces, pero después no lo hago). Mentar al demonio no es mentar a cualquiera, tienes que tener claro que mentarlo tiene sus consecuencias, además yo con el demonio me llevo muy bien y es que el demonio es mi ídolo y es mi zanahoria de tirar por la vida. Me encanta ejercer de malo y de cabrón y si pudiera ser como él, le vendería no, le regalaría hasta mi alma, total mi alma está chamuscada y negra y por haber fumado y pecado tanto.

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