Me acuerdo del aire fresco de la mañana
y del ruído del mar tras mi ventana.
Recuerdo el vaho pegado al cristal
y el silbido del viento
y las noches desveladas
y como en ellas acariciabas mi cara.
Recuerdo la tristeza de perderte
de nuestro último adiós
y del sabor de mis lágrimas.
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