Y mira como pasa el tiempo...


 Y mira como pasa el tiempo...

Yo nací en un mes de febrero frío y lluvioso

Anduve a gatas y hasta ponerme de pie

Jugué a matar pájaros 

y después me arrepentí de haberlo hecho.

Jugué al escondite y a camuflarme entre las sombras

Corrí por la playa de mi memoria

Me enamoré por primera vez

Empecé a tener dudas existenciales

y decidí rebelarme

Me puse el traje de luchador

y llené mi mochila de causas.

Me fui de casa a los 15 años

y como me fui tuve que trabajar y dar el callo

al tiempo que seguía estudiando.

Por fin pude irme a la Universidad

y allí seguí mi lucha

salía a la calle a gritar consignas radicales

puse barricadas con mis manos

quemé contenedores

defendí con cocteles molotov las manifestaciones

y en fin

hice lo que pude para cambiar el mundo.

Y el mundo no cambió

y el que cambió fui yo

y durante un tiempo

anduve perdido buscando mi nuevo horizonte

yo quería seguir luchando

pero aparecieron mis dudas de como lo hacíamos

y tuve que dar un giro de 180 grados

y para centrarme en acabar la carrera que había medio dejado

y un día me hice médico

y entonces tuve que enfrentarme a lo real

y lo real era muy duro y demasiado árido

pero igualmente me puse a ello

y trabajé a destajo en cualquier lugar o sitio.

Me casé y porque la quería y la sigo queriendo

tuve tres hermosos hijos

seguí currando como un jabato

y sin darme cuenta me había hecho, padre

y jugué con ellos y seguí jugando

mientras mi mochila se iba llenando de cada vez más

me sentía padre pero eso aumentaba mi miedo

 miedo a mi responsabilidad

y de vez en cuando entraba en un agujero oscuro

y me costaba mucho salir de él

pero acababa saliendo a base de sudor y lágrimas.

A los 56 años viví mi segunda juventud

me sentí invencible y eterno

nadie podría conmigo, me decía

y me volví a enamorar dos veces

y a partir de los 60 años

la vejez empezó su ataque

y ahora mismo

soy un viejo de cuerpo

pero no, de alma y mente.
















 Y mira como pasa el tiempo...

Yo nací en un mes de febrero frío y lluvioso

Anduve a gatas y hasta ponerme de pie

Jugué a matar pájaros 

y después me arrepentí de haberlo hecho.

Jugué al escondite y a camuflarme entre las sombras

Corrí por la playa de mi memoria,

Me enamoré por primera vez

Empecé a tener dudas existenciales

y decidí rebelarme

Me puse el traje de luchador

y llené mi mochila de causas.

Me fui de casa a los 15 años

y como me fui tuve que trabajar y dar el callo

al tiempo que seguía estudiando.

Por fin pude irme a la Universidad

y allí seguí mi lucha

salía la calle a gritar

puse barricadas con mis manos

quemé contenedores

defendí con cocteles molotov las manifestaciones

y en fin

hice lo que pude para cambiar el mundo.

Y el mundo no cambió

y el que cambió fui yo

y durante un tiempo

anduve perdido buscando mi nuevo horizonte

yo quería seguir luchando

pero aparecieron mis dudas de como lo hacíamos

y tuve que darme un giro de casi 180 grados

y para centrarme en acabar la carrera que había medio dejado

y un día me hice médico

y entonces tuve que enfrentarme a lo real

y lo real era muy duro y demasiado árido

pero igualmente me puse a ello

y trabajé a destajo en cualquier lugar o sitio.

Me casé y porque la quería y la sigo queriendo

tuve tres hermosos hijos

seguí currando como un jabato

y sin darme cuenta me había hecho, padre

y jugué con ellos y seguí jugando

mientras mi mochila se iba llenando de cada vez más

me sentía padre pero eso aumentaba mi miedo

 miedo a mi responsabilidad

y de vez en cuando entraba en un agujero oscuro

y me costaba mucho salir de él

pero acababa saliendo a base de sudor y lágrimas.

A los 56 años viví mi segunda juventud

me sentí invencible y eterno

nadie podría conmigo, me decía

y a partir de los 60 años

la vejez empezó su ataque

y ahora mismo

soy un viejo de cuerpo

pero de alma y mente.

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JULIO CORTÁZAR