Mi sueño de pequeño era ser...

 

Mi sueño de pequeño era ser...era ser que no me acuerdo de lo que quería ser. Yo era de los que me gustaba todo y de los que no me gustaba nada, pero querer ser de mayor algo en concreto, es algo que aún ahora me sigo planteando. Lo de ser médico no entraba dentro de mis opciones, aunque la única alternativa en la que pensaba, era que quería ser biólogo. Pero me temo que era porque a los humanos los apreciaba bastante menos que a los animales y a las plantas, aunque claro había numerosas excepciones y por eso socialmente, no era un puto marginado. Yo me basaba más en lo que no quería ser y no quería ser bombero, ni policía, ni socorrista, ni cura pederasta, ni farmacéutico, ni matemático, ni astronauta ni investigador de la Nasa y entonces pocas opciones me quedaban y para estaba la moneda al aire y cara era medicina y cruz era biología y salió cara y por esa gran razón y por ese inmenso motivo, me puse a estudiar medicina. Y para ser del todo sincero habría que añadir una tercera razón y era que como de aquellas era un ferviente de la revolución pendiente, me dijeron (mis jefes revolucionarios) que hacía más falta y para darles la brasa, en medicina. 

O sea que ahora que ya me he jubilado, ya puedo dar las verdaderas razones porque las que estudié medicina. Al segundo año, estuve a punto de abandonar la carrera y pasarme a otra cualquiera y en donde no hubiera que estudiar tantas cosas aburridas, En tercero de carrera, ya cambió la cosa y porque empezaron las asignaturas a ser más interesantes y bonitas. Tuve una época en que quise ser psiquiatra y porque el tema del coco era muy interesante y porque de aquellas pensaba que yo podía aportar mi granito de arena. Tuve otra época en que quería ser dermatólogo y debía ser porque yo tenía la piel demasiado fina y por eso era tan sensible a todo. Tuve otra pequeña época en que me gustó y mucho la radiología, pero esta vez era por culpa del profesor que tenía, pues transmitía pasión por el oficio. 

Claro que después hice una rotación de unos meses por radiología y la cosa cambió dentro de mi cabeza y no me veía metido toda mi vida en un cuchitril de mierda y para ver todo el tiempo, una radiografía tras otra y sin tener ningún contacto con el paciente problema. Al final de la carrera, me daba igual lo que fuera y era un médico y de ahí partía y hasta donde llegaría nadie lo sabría. Pues aquí estoy 45 años después y tengo que decir que intenté no reducir la medicina a un puto protocolo, pero resulta y por cosas que así tiene la vida, que fui a dar con una rama de la medicina que ama como nadie, los protocolos (medicina de urgencias y emergencias) y entonces y al mismo tiempo que trabajaba estaba dentro de una lucha constante y porque a veces no me quedaba otra que tirar de los protocolos y en las veces restantes siempre traté de ser flexible, observador y así aplicar lo que yo creía más conveniente para esa situación determinada. La lucha entre el yin y el yan. Que lo consiguiera sería una discusión aparte y creo que daría para escribir un libro o dos...pero ese es oro tema que no toca hoy.















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JULIO CORTÁZAR