No tengo nada debajo de mis alfombras
ni algo escondido en el sótano
ni tampoco en el ático
lo mío está todo a la vista
lo que veis es lo que hay
y lo que hay a simple vista
es una casa preciosa,
vieja pero conservando todo su encanto
120 años tiene su vieja piedra
pero está conservada como hubiera nacido ayer
con su sabor a barrica de roble viejo
con sus plantas, con sus flores
y sobre todo, con sus amores
y que con tanto cariño conservo dentro de mi alma.
Yo me siento agradecido en ésta vida
y la vida me ha regalado y no sé como lo hizo
está preciosa casa que tanto adoro.
Pero los años también pasan para uno
y este pequeño palacete se me está haciendo demasiado grande
y sótano y tres plantas más
y me voy perdiendo en esos 330 metros de casa
y escaleras que cada día voy comprobando que están más empinadas
y mantenerla viva, limpia y acogedora
es una utopía para un viejo jubilado.
En fin
que tendré que venderla
y hacerme un ser más pragmático
y menos casa
y conviviendo con la herida que me ha causado tener que vender mi casa.

No hay comentarios:
Publicar un comentario