Y ahora ¿qué queda de todo aquello?



 Que nadie interrumpa lo que quiero decir

y aunque no sé muy bien como acabará este tema

y porque no soy adivino

pero aún tengo fuerzas suficientes

para dirigirte mis últimas palabras.

De aquellas no fuimos felices

ni nos queríamos como se debe querer

éramos seres destructivos y tóxicos

y el daño siempre tenía una inmensa onda expansiva

que nos destrozaba y nos hacía astillas

y en cambio de reconocer

que aquella relación era puro veneno,

dejamos pasar el tiempo

y por si el tiempo podía sanar nuestras heridas

y esa fue nuestra gran equivocación

el mal lo teníamos, dentro

y todo lo que hacíamos

era dar un paso más hacia la aniquilación

de todo aquello que habíamos construido.

Y claro, llegó un día

en que todo acabó explotando.

Y ahora ¿qué queda de todo aquello?

pues queda lo que he escrito

y poco más

y el más, se aproxima más a la nada que al mucho.




















No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR