Yo no tengo que justificarme ante nada ni ante nadie
yo no soy el juez de mi propia historia
yo asumo mis fallos y errores
aunque para ser del todo sincero
no sé hasta que punto los tengo asumidos
y mis aciertos pueden ser parte de un bonito cuento
y el prólogo es donde uno nace
y el epílogo, es como cada uno termina su propia historia
y por el medio, está el desarrollo de la trama
y aquellos ojos verdes que tanto te miraban
se han cansado de mirarte
y ahora están buscando otros ojos donde meterse
y yo podía ser el donante
y tú el receptor de mis ojos verdes
te los cedo, te los presto y hasta te los dejo sin que pagues nada
y en ellos y en su reverso
tienen la marca que me identifica
y como su único dueño.

No hay comentarios:
Publicar un comentario